lunes, 5 de marzo de 2012

Barrera Tyszka: «quedaré como un tipo inteligente y raro»

                              
Rubén Qüast
Entrevista para País Portátil
Maracaibo, febrero 15 de 2012

De la fragilidad de La enfermedad pasaste a la violencia de Crímenes y ahora al mundo de la televisión, con Rating. ¿Qué nos dicen estos tres trabajos juntos?

       Son muy diferentes. Siento que un escritor va buscando como su voz, el tono, en La enfermedad me costó mucho, pero el desafío, lo veo desde ese punto de vista, era cómo hacer un escritura que fuera sensible con un tema, tan íntimo, tan duro, pero que no fuera desbordado, que no fuera dramático. Traté de construir un narrador en tercera persona, omnisciente, muy seco, tratando de arrinconar al lector y que la sensibilidad la pusiera el lector, eso fue lo que me planteé. Crimen fue un caso distinto, porque tenía unos cuentos, no tenía la novela lista y el editor quería que le diera un libro y yo tenía este libro de cuentos, de todas maneras los había corregido durante un tiempo.

        Rating es el desafío de trabajar sobre tres voces que las iba a ir mezclando a gran velocidad, cada vez más velozmente, de manera de tener un juego formado, que no había desarrollado todavía; trabajar con una cosa muy distinta a lo que era La enfermedad. Se trata de dos personajes hablando en Yo, se trata del Yo, dos Yo distintos, por decirlo de alguna manera. Hablo del asunto formal porque creo que, incluso el lector más que uno, se da cuenta da cuenta de cuáles son las obsesiones, yo por ejemplo leyendo, ahora que venía hablando con Norberto Olivar me decía que al leer Rating, cuando aparece la enfermedad, se detiene el lenguaje. Eso jamás lo pensé, entonces tuve que llegar a leerlo. A mí me interesa mucho esa relectura, porque de repente te ayuda a descubrir las cosas que son tus temas, y no lo tienes de antemano y te sientas a decir que, deliberadamente, vas a escribir sobre esto.

¿Estás conforme con Rating o le harías alguna corrección?

        No, fíjate que no, bueno, de repente en la página 26 aparecen dos palabras que se parecen mucho, muy cercanamente. Y quizás al principio, quizás lo alargaría un poco. Pero si el tema que voy a escribir es sobre la televisión, me daría para escribir siete novelas. Yo quería un final donde no hay una voz, si no que todas esas voces se mezclan, entonces eso me interesaba, hubiese querido alargar eso.

¿Vendrá una segunda parte?

        No, todo acaba ahí.

«La literatura acaba no convirtiéndose en literatura», le dijiste a José Muñoz en la Revista de Letras, en octubre de 2009. ¿De qué va esta afirmación tan enigmática?

        Va de un error del periodista, cuando yo la leí también dije ¿qué es esto? (Risas). Eso fue una rueda de prensa en Barcelona, España, en Casa de América. Y bueno, quizás yo dije ésta frase, pero quería decir otra cosa, le dije mal, pero fue un error. También cuando la veo, digo ¿Qué quiere decir Alberto Barrera con esto? No se entiende, y es verdad, es enigmática, de repente suena como muy bien, pero yo creo que no quiere decir nada  (Risas). Eso pasa mucho, cuando estábamos promocionando Rating en Caracas y en una entrevista, hablo con la periodista y me dice «He entrevistado a muchos escritores, y no sé qué les pasa que no quieren ver sus libros publicados».

        Yo le digo, bueno eso nos pasa a todos. A mí me da terror. Publico y de repente siento que debería ir a las librerías y recoger los ejemplares. Entonces ella tituló la entrevista «Me produce terror», mucha gente habrá pensado que publiqué una novela que se llama «Me produce terror», y en la segunda línea dice «saldría corriendo a todas las librerías y recogería los ejemplares». Me llamó el editor y me preguntó -¿qué pasó? (Risas).

         Pero bueno, con esa frase «quedaré como un tipo inteligente y raro», creo. Pero yo no la entiendo.


Escribes poesía, cuentos, novelas, crónicas, guiones para telenovelas; eres un observador político muy atinado. Sin duda, has tenido buenos momentos en todo, pero si tuvieras que dedicarte a uno, ¿cuál sería?

          Está como difícil, porque si me pongo pragmático, te diría que me quedo escribiendo novelas porque es de lo que vivo, pero es la que menos me gustaría de todas las que has dicho. Pero no me enfrasco. A mí esas cosas me cuestan mucho decidirlas porque no puedo separarlas, me cuesta muchísimo. Yo quería ser escritor, y una de las cosas que me tiene muy contento, es que puedo vivir de escribir. Es una de las cosas que quería hacer en mi vida, es de las cosas con las que más me siento contento, y no tengo un género. En tiempos que no estaba en la televisión, viví del periodismo y de la crónica. Eso para mí fue muy importante. Todo esto lo hago, porque me gusta escribir narrativa. Siempre me robo un pedazo del día para escribir narrativa, entonces, me cuesta separarlos.

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